La escena fue la siguiente:
Ambos sujetos petenecen a facciones políticas distintas pero, casualidades de la vida, les toca compartir el puesto en el metro. Luego de una escalada de dimes y diretes estalla el verdadero conflicto verborreico.
Mientras uno desataba todo su disgusto, su repudio y un genuino odio la réplica del otro consistía en lanzarle pequeñas puntas con mucha calma y una sonrisa casi imperceptible, pero definitivamente burlona. Esto por supuesto que provocaba a su interlocutor más disgusto, repudio y genuino odio, perpetuando así el ciclo.
No hay nada de novedoso en esto, y menos en estos tiempos que se viven... aunque está el pequeño detalle de la sonrisa.
Yo realmente no puedo tener idea de que le podía causar esa sonrisa y menos en medio de semejante agresión, lo que si sé es que (en mis tripas) me pareció perversa.
Así está mi país.
viernes, enero 26, 2007
mono liso
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Que raro. Yo siento muy a menudo el crujir de mis tripas, y repulsión, sobre tantas cosas, tantas que enumerarlas requiere todo un post, o bueno, en tu caso toda una monada gigantesca.
ResponderBorrarAh! Por cierto, de ahora en adelante, me conocerás como Rumpelstiltskin.
Eso me pasa por estar de bocón.